Pautas y claves para una vejez digna en nuestras mascotas
La vejez en nuestras mascotas conlleva varioas cambios que todos los propietarios debemos conocer. Al igual que sucede con nosotros, a medida que nuestros animales envejecen se producen cambios en el organismo: la vista y el olfato empiezan a fallar, pasa más rato tumbada, etc. Estas alteraciones forman parte del proceso normal de envejecimiento; no obstante, algunos propietarios pasan por alto graves enfermedades porque atribuyen los cambios a que "se está haciendo mayor". Esta interpretación incorrecta del estado de salid del animal puede resultar fatal. Por ese motivo, ante calquier cambio que experimente la mascota hay que acudir con rapidez al veterinario para que determine a qué se debe el problema.
A partir de cierta edad el veterinario indicará la frecuencia con la que deben realizarse las revisiones a la mascota. En la consulta, además de aplicarle las vacunas correspondientes y hacerle las analíticas y las pruebas de imagen de rutina, el propietario comunicará al veterinario las nuevas necesidades de su mascota, comentándole todas las dudas que le genere esta nueva etapa de su vida.
Es posible que el veterinario recomiende un cambio de dieta hacia un pienso específico para animales geriátricos. Este tipo de alimentación, además de retrasar el envejecimiento celular, ayuda a prevenir la obesidad y los problemas de artrosis.
Cada vez son más las clínicas que ofrecen un plan geriátrico a sus clientes. Consiste en una revisión anual a partir de cierta edad en la que se efectúan diferentes pruebas (análisis de sangre y orina, radiografías, electrocardiograma, etc.) y se revisa con especial detenimiento el estado de la boca, el peso y su estado físico en general.
Las ventajas de este plan son numerosas, ya que se detectan temprano los problemas de salud y se puede aplicar entonces el tratamiento adecuado, de modo que aumenta el bienestar y la esperanza de vida del animal. Estas revisiones veterinarias adquieren mayor importancia en los animales sénior, ya que el diagnóstico precoz puede ayudar a prevenir o retrasar algunas de las patologías más frecuentes y garantizar así una mejor calidad de vida de la mascota durante más tiempo.
¿Qué le ocurre a nuestras mascotas cuando se hacen mayores?
Son más lentos, actividades normales como levantarse, tumbarse o subir las escaleras ya no se realizarán con la misma rapidez; con la edad cuesta más mover las extremidades y es posible observar rigidez en algunas. Igualmente, es posible que la presencia de niños o de ruidos en general le provoque temor, así que habrá que evitar que la mascota esté presente en esos momentos.
Les suelen aparecer canas. Alrededor del hocico y en otras partes de la cara se empieza a aclarar el pelaje.
Suelen perder cierta audición, es posible que ya no se giren cuando el propietario se acerque por detras. Conviene acudir al veterinario para asegurarse de que no hay otros problemas médicos y que la pérdida se debe a la vejez.
Con la edad, es posible que un halo transparente empiece a rodear la pupila del perro. No debe confundirse con las cataratas, cuyo halo es blanco y opaco.
La pérdida de masa muscular, principalmente en las extremidades posteriores, es una característica que acompaña a los animales sénior.
Suelen tener diversas patologías asociadas a la edad, veamos tres de las más frecuentes:
1. Artritis. Los problemas en las articulaciones son habituales en los perros sénior. No obstante, en el mercado existen ciertos productos como complementos alimenticios o fármacos que pueden ayudar a aliviar esta situación. El veterinario es el que debe indicar el más adecuado para cada mascota.
2. Problemas dentales. Es importante mantener una excelente salud dental a cualquier edad y hacer limpiezas de boca de forma periódica. Sin embargo, la pérdida de piezas dentales, los problemas de las encías o la acumulación de sarro son problemas que pueden aparecer con la vejez. Por otra parte, el mal aliento u otros problemas dentales pueden ser indicios de otras patologías, como diabetes, infecciones, etc.
3. Pérdida de pelo. En general, con la edad se producen cambios en la piel y el pelaje. A veces los animales se lamen más de la cuenta y se pueden provocar úlceras y otras heridas importantes, por lo que hay que acudir con rapidez al centro veterinario.
Otro de los cambios que podemos notar en nuestras mascotas son cambios en la conducta. El paso del tiempo puede afectar al sistema nervioso haciendo que aparezcan diferentes enfermedades degenerativas que pueden alterar la conducta de la mascota. El síndrome de disfunción cognitiva, muy semejante al alzheimer en las personas, es una de ellas. Se caracteriza por:
- Trastornos en la orientación.
- Cambios en las relaciones sociales.
- Alteraciones en el sueño.
- Olvido de comportamientos aprendidos.
Actualmente se puede aplicar un tratamiento paliativo para retrasar el avance de la enfermedad , y el propietario puede ayudar siguiendo unos pequeños consejos:
- Propiciar un acceso fácil a los lugares de descanso y de alimentación.
- Ofrecer una alimentación adecuada a sus necesidades.
-Tener mucha paciencia y no enfadarse cada vez que el animal hace algo incorrecto.
La esperanza de vida de un ser humano es claramente superior a la de un perro o un gato, y por eso es indiscutible que cualquier propietario se tendrá que enfrentar en un momento u otro a la muerte de su mascota. Después de tantos años de convivencia la experiencia puede ser muy dura para la familia.
Algunas enfermedades no tienen cura y reducen la calidad de vida del animal, por lo que es probable que el propietario se plantee la eutanasia. El veterinario puede resolver cualquier duda que se pueda tener sobre ello, pero sin ninguna duda la decisión final es del propietario y de su familia. Por otra parte, es posible que no exista ninguna enfermedad incurable, pero que los signos de envejecimiento sean tan marcados que haya más días que nuestra mascota se encuentre peor que días que se encuentre bien, teniendo síntomas como dolor al realizar movimientos habituales, menor capacidad de respuesta hacia las infecciones, incontinencia, pérdida de visión o audición, etc. Quizá es entonces el momento en el que hay que empezar a plantearse la eutanasia.
Una vez tomada la decisión, el propietario experimentará una serie de sentimientos y aparecerán en su mente muchas preguntas, como por ejemplo "¿por qué le ha pasado a mi mascota? ¿podría haber evitado su enfermedad? ¡Ojalá hubiera tenido más tiempo para despedirme!". Hablar con el veterinario y otras personas que hayan pasado por la misma situación puede ayudar a sobrellevar la carga.
Las preguntas que solemos responder a la hora de tomar la decisión y evaluar la calidad de vida de nuestras mascotas:
- ¿Es capaz de hacer sus necesidades correctamente o tiene más accidentes que antes?
- ¿Se puede mover sin manifestar dolor?
- ¿Todavía disfruta con los juegos y la compañía de su propietario?
- ¿Mantiene el interés por el alimento y puede comer sin ayuda?
- ¿Se muestra inquieto al dejarlo solo?
Es una decisión muy complicada y es díficil de superar, pero siempre hemos de recordar la felicidad que obtuvimos mutuamente con la compañía de nuestras mascotas, quizá así podamos con el tiempo sonreír al pensar en ellos.